martes, 26 de abril de 2011

mirando al futuro: UNIVERSIDADES DEL SIGLO XXI

AYDEÉ
VÁSQUEZ URIARTE
Y LOS RETOS DE MI VIDA.


PRESENTACIÓN

Todos los detalles y recuerdos de mi querida tierra siguen todavía vivos en mi corazón, me acuerdo sobretodo de los campos verdes.

Vivimos cerca de la ciudad, por las mañanas subíamos a la colina a cortar leña y pastar ovejas y así todos los días de mi vida discurría serena y feliz. El cariño de que vivía rodeada de mi familia me hacía por decirlo así, crecer en armonía, pero ya era sin duda lo suficientemente grande para empezar a luchar, conocer el mundo y las miserias de la que está lleno…

Y a mucha distancia del campo a la ciudad quedaba mi escuelita que alumbro mis primeros pasos en la enseñanza elemental hasta la precoz conclusión de mi instrucción primaria a mis nueve años de edad.

Terminada la primaria mis padres tuvieron necesidad de enviarme a continuar mis estudios a la ciudad en pos de la meta inmediata y así poco a poco se concluyeron mis estudios a la edad de dieciséis años de edad y en los meses de vacaciones retorné a casa de mis padres y con empeño me iba preparando para mis estudios superiores.

Me sentía contenta con lo que me ofrecieron mis padres y hermanos y con el correr del tiempo éstas actitudes de vida se irán definiendo, junto
Con mi personalidad hasta hacer de mi persona una digna y ejemplar profesional.


GOZOS Y ESPERANZAS

Aydeé nació en Lajas- Chota,el 03 de julio de 1992, mi niñez transcurrió en un ambiente familiar agradable.

Mis padres vivieron unidos dedicados al trabajo y educación de sus hijos. Mi padre como agricultor estuvo entregado al ejercicio y dedicación de la familia era y es apreciado por ser muy sensible al dolor ajeno, los pobres y la gente del pueblo le tiene como a su benefactor.

Todas las tardes me iba  a dar un paseo con mi padre por el campo y allí había una pequeña capillita, hacíamos juntos una visita al Santísimo ,fue así como entre por primera vez  a una capilla. Papá me enseñó a rezar por ves primera el padre nuestro y la señal de la cruz.

Terminado el paseo (durante el cual mi padre me compraba siempre un regalito de cinco a diez céntimos) volvía a casa hacía entonces los deberes y después me pasaba todo el resto del tiempo brincando en el jardín en torno a mi padre.

Pues no sabía jugar a las muñecas, una cosa era que me encantaba era preparar remedio con semillas y cortezas de árbol que encontraba por el suelo, luego se los llevaba a mi padre en una linda tacita, mi pobre papá suspendía su trabajo y sonriendo, hacía como que bebía y antes de devolverme la taza me preguntaba, si había que tirar el remedio; algunas veces yo le decía que sí, pero la mayoría de ellas volvía a llevarme mi precioso remedio para que me sirviese para más veces.

¿Cómo relatar las caricias que mi padre prodigaba a su hijita?..-hay cosas que siente el corazón y que ni la palabra, ni siquiera el pensamiento pueden expresar…

¡Qué hermosos eran para mí los días en que mi querido papá me llevaba con él a pasear! Me gustaba tanto el campo, las flores y los pájaros; aveces intentaba pasear solita  e iba a sentarme en la yerba florida. Entonces mis pensamientos se hacían muy profundos y sin  saber lo que era meditar, mi alma se abismaba en una verdadera oración…escuchaba los ruidos lejanos…el murmullo del viento y hasta la, música difusa, cuyo sonido llegaba hasta mí, me llenaban de dulce melancolía el corazón…la tierra me parecía un lugar de destierro y soñaba con el cielo…

La tarde pasaba rápidamente y recuerdo que un cierto día el hermoso cielo se encapotó y de pronto empezó a rugir la tormenta, los relámpagos hacían surcos en las nubes oscuras y vi caer un rayo a corta distancia, lejos de asustarme estaba encantada...¡me parecía que Dios estaba muy cerca de mi…! Papá no estaba en absoluto contento, no porque tuviese miedo a la tormenta sino porque la yerba(que levantaba más yo)centelleaban de piedras preciosas y teníamos que atravesar varios prados, antes de encontrar un camino, así que mi querido papá para que los diamantes no mojasen nos dirigimos rápidamente a casa.

Por otro lado mi madre fue y es una mujer hacendosa, dedicada a las labores domésticas, con maternal solicitud cuidaba, guiaba y orientaba la formación humana y cristiana de sus hijos.

Como era pequeñita me quedaba con mi hermana mayor ella me quería mucho y  yo también a ella, un día me sacó de un gran aprieto, en el que yo había caído por mi culpa. Yo estaba mirándola balanceándome (como de costumbre) en una silla. De repente me falló la silla y caí, pero no al suelo, sino ¡dentro del cubo…!estaba tocando la cabeza con los pies y llenaba el cubo, Rosa me miraba enormemente sorprendida ,pues nunca había visto cosa igual.

Yo no veía la hora de salir del cubo pero imposible, la prisión era tan justa que no podía hacer ningún movimiento; con cierta dificultad, Rosa me salvó del gran aprieto lo que no pudo salvar fue mi vestido y todo lo demás y se vio obligada a cambiarme, pues estaba hecha una sopa.

Otra vez me caí en la chimenea por suerte el fuego no estaba encendido y Rosa no tuvo más trabajo que el de levantarme y sacudirme la ceniza que me cubría de pies a cabeza ,todas estas aventuras me sucedían.

Ayeé y sus hermanos eran la delicia de sus padres. Cual hermoso ramillete que despedía fragancia de amor, llenaban de felicidad a su hogar, los hermanos mayores cuidaban de los menores y los enseñaban lo que debían hacer y saber, dedicaban también al canto y a la música, como buenos hijos ensayaban y entonaban alegres canciones; unas veces a voces acordonadas y otras con algún instrumento musical con la guitarra, flauta…etc.

PRIMERA COMUNIÓN







La época de mi primera comunión ha quedado grabada en mi corazón como un recuerdo sin nubes,creo que no podía estar mejor preparada de lo que estuve y mis sufrimientos del alma desaparecieron durante casi un año; Jesús quería darme a gustar la alegría más plena posible en este valle de lagrimas…

Tres meses antes de mi primera comunión, mi madre preparó mi corazón llenándolo de flores nuevas para que jesús pudiese descansar a gusto en el…

Todos los días practicaba, que eran tantas flores, decía también jaculatorias (pequeñas oraciones)y esos actos de amor eran los capullos de flores…

¡Y que elocuente era mi querida madre! Me hubiera gustado no ser yo la única que escuchase sus profundas enseñanzas, me llegaban a lo profundo del corazón, los tres meses de preparación pasaron rápidamente y pronto tuve  que entrar en  ejercicios espirituales.

Me resulta imposible expresar el dulce recuerdo que me dejaron éstos ejercicios, verdaderamente la dicha es inefable de aquellos pocos días pasados a la espera de Jesús que me compenso abundantemente.

Finalmente llegó el más hermoso de los días  ¡que inefables recuerdos hasta los más pequeños detalles! El gozoso despertar de la aurora, la gran sala repleta, con las que nos iban vistiendo a las niñas una tras otra y sobretodo la entrada en la capilla y el precioso canto matinal precedido por el sacerdote.

Al atardecer de aquel hermoso día, volví a encontrarme con mi familia, fueron los momentos más radiantes de mi vida que para siempre quedaran impregnado en lo más profundo de mi corazón.

PRIMERA CONFESIÓN

¡Qué dulce recuerdo aquel…! Con cuanto esmero me preparó mi querida  mamá, diciéndome que no era un hombre a quien iba a decir mis pecados, sino a Dios; estaba profundamente convencida de ello por lo que me confesé con espíritu de fe.

Estaba bien instruida acerca de todo lo que tenía que decir y hacer, entre en el confesionario y me puse de rodillas pero al abrir la ventanilla el sacerdote no vio a nadie, yo era tan pequeña que mi cabeza quedaba por debajo de la tabla de apoyar las manos, entonces me mandó ponerme de pie.

Obedecí en seguida me levante y poniéndome exactamente frente a él para verle bien me confesé y recibí su bendición con gran fervor.

CONFIRMACIÓN

Poco después de mi primera comunión, entre de nuevo a charlas para la confirmación, me preparé con gran esmero para recibir la visita del espíritu santo me alegra al pensar que pronto sería una cristiana perfecta y sobretodo que iba a llevar eternamente marcada en la frente la cruz misteriosa que traza el obispo al administrar este sacramento…

Por fin llegó el momento feliz y desde aquel día recibí la fortaleza y seguidamente mis compañeras me buscaban para jugar, pero la verdad es que no sabía jugar, muchas veces,e n el recreo me apoyaba en el árbol y desde allí contemplaba el espectáculo…

Había inventado un juego que me gustaba mucho, consistía en enterrar a los pobres pajaritos que encontrábamos muertos bajo los árboles. Muchas alumnas se animaron a ayudarme, de forma que nuestro cementerio quedó muy bonito todo plantado de árboles proporcionados a tamaño de nuestros pajaritos.

EDUCADA EN: INSTITUCIÓN EDUCATIVA “COLEGIO NACIONAL SAN JUAN-CHOTA”

El colegio “san Juan” fue preferido por mis padres por la seriedad de sus programas educativos, la disciplina y principalmente la orientación moral y cristiana que dispensaban a sus educandas.

El día que me alejé del hogar de mis padres para iniciar mis estudios primarios, me costo adaptarme a la disciplina escolar pero poco poco fui acostumbrándome y apreciando la riqueza de la educación que recibía como alumna y como cristiana más aun con el trato frecuente con mis maestros y compañeras.

En ese entonces tenía más o menos ocho años y medio cuando empezó mi vida como estudiante, muchas veces oí decir que el tiempo de colegio es el mejor y el más feliz de la vida, pero para mi no lo fue; los cinco años que pase en él fueron los más tristes de mi vida porque fui acostumbrada a hundir mis frágiles raíces en una tierra selecta hecha expresamente para mi. Por eso se me hizo muy duro verme en medio de tantas chicas de toda especie.

Sin embargo había sido educada muy bien que cuando llegué al colegio era la más adelantada de todas las niñas de mi edad, me pusieron en una aula de clase en la todas eran mejores que yo.

Una de ellas, de trece a catorce años de edad era poco inteligente pero sabía imponerse a las alumnas e incluso a las profesoras. Al verme tan joven casi siempre la primera de la clase y querida por las profesoras se ve que sintió envidia.

En el colegio mi temperamento era muy tímido y delicado no sabía defenderme y me contentaba con sufrir en silencio, sin quejarme pero no tenía la suficiente virtud para sobreponerme en esas miserias de la vida…

Gracias a Dios todas las tardes volvía al hogar paterno saltaba al regazo de mi padre diciéndole las notas que me habían dado y sus besos me hacían olvidar todas las penas…

AYDEÉ ESTUDIANTE DE  ENFERMERÍA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE  CAJAMARCA


El 27 de febrero del 2011 fue el día fijado para el examen de ingreso a la universidad nacional de Cajamarca, partí para el con el corazón henchido de esperanza pero también muy emocionada.

Por primera vez iba a hacer un examen universitario, en una palabra iba atener que demostrar la solides de mi aprendizaje.

¡Cuánto me costó hacer este examen! Tuvo que concederme Dios esta gracia muy especial para que pudiera vencer mi gran timidez…

Aunque nada hay imposible, porque el esfuerzo lo cree posible y permitido realmente podía hacerme vencer aquellas dificultades y las que vendrían más tarde.

Pues hoy gozo verdaderamente de lo que ardientemente deseé, creo que he comprado mi dicha y estaría dispuesta a ponerle todo el esfuerzo para alcanzarla si aun no lo tuviese.

En mi pensamiento tenía la idea “tengo que ingresar “y junto a mis hermanos me demostraban una ternura casi increíble ,me decían que no me preocupe que seguro que Dios me concedería lo pedido.

El día paso rápido y finalmente el gusto fue grande de haber sido una de las ingresantes a la UNC me parecía como si mi futuro estaba cumplido.

Mi alma estaba henchida de alegría pero también en la paz y lo único que buscaba era la voluntad de DIOS.

GUSTOS E INOLVIDABLES ANECDOTAS


¡Las fiestas…!cuantos recuerdos me trae esta palabra …¡como me gustaban las fiestas…!mi madre me supo explicar tan bien todos los misterios que en cada una de ellas se encerraban, eran para mi auténticos días.

Me gustaba sobre todo ir a las procesiones del santísimo ¡qué alegría arrojar flores al paso del señor …!las lanzaba lo más alto que podía.

El día domingo era la fiesta de Dios, la fiesta del descanso empezaba por quedarme en la cama más tiempo que los otros días.

Después toda la familia iba a la iglesia y yo siempre junto a mi padre, escuchaba con atención los sermones , mi padre me decía bajito “escucha bien”, pero yo miraba mas a mi padre que al predicador; me decía tantas cosas su hermoso rostro…a veces sus ojos se llenaban de lagrimas que trataba en vano de contener.

Pero vuelvo a mi jornada del domingo. Aquella alegre jornada que pasaba con tanta rapidez, tenia también su fuerte tinte de melancolía, me ponía a pensar que el tiempo del descanso se iba a terminar, que al día siguiente iba a volver a empezar a trabajar y a estudiar.

Hasta los paseos que dábamos con mi padre antes de volver a la ciudad dejaba un sentimiento de tristeza .

En ellos la familia ya no estaba completa, mi padre por dar gusto a mi tío le dejaba a mi hermana mayor la tarde de los domingos; mi mayor placer era escuchar hablar a mi tío, pero no me gustaba que me hiciese preguntas ,luego me ponía muy contenta al volver con mi padre a casa iba mirando las estrellas que titilaban dulcemente y esa visión me fascinaba…

¿y qué decir de las veladas de invierno sobre todo la de los domingos? como me gustaba sentarme a lado de mi hermana mayor, para cantar o a veces para recitar poesías. Finalmente iba a dar buenas noches a mi padre y recibir un beso y yo exclamaba muy alto¡ buenas noches papa y hasta mañana, que duermas bien .

Después mi madre me llevaba a descansar , a veces me pregunto cómo pudo mi madre educarme con tanta delicadeza la verdad es que no me dejaba pasar ni una sola imperfección ,nunca me reprendía sin motivo , pero tampoco se volvía nunca atrás de una decisión que hubiera tomado, tan convencida estaba yo de esto que no querido dar un paso si ella me lo había prohibido.

Hasta mi padre se veía obligado a someterse así voluntad sin el consentimiento de mi madre ya no salía sola. Cuando enfermo mi madre yo le daba todo lo que le apetecía y en verano a veces ella tenía mareos y cuidaba con la misma ternura que lo hubiese hecho ella con migo.

Mi madre era quien recibía todas mis confidencias intimas y aclaraba todas mis dudas. otras.  
                        
Nunca olvidare que lo que más me gustaba era ir a las fiestas cristianas es todo que puedo relatar de mi vida con detalles y anécdotas



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